Elogio de las manos
Jesús Carrasco nos ofrece en su última novela un relato con fuerte sabor autobiográfico. Con el talento expresivo que le caracteriza, logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la vida cotidiana y que ambas pueden iluminar un libro entrañable.
En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración.
Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún que otro ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que terminaría.
Se trata de una historia en la que caben la aventura, la reflexión, el recuerdo y la vida austera de una familia joven que es feliz con pocos medios materiales pero con esa sabiduría que reconoce siempre lo realmente importante, aunque sea trabajar con las propias manos.
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