La abolición del hombre



Quizá no sea éste el libro más conocido de C. S. Lewis, autor de las “Crónicas de Narnia” llevadas al cine, pero posiblemente sea el más profundo y lúcido. El profesor de Oxford hace aquí un diagnóstico de la sociedad moderna en un momento de profunda crisis ante el drama de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué presupuestos morales han podido dar lugar a este descalabro? pues el libro se publica en 1943, aunque nace de unas conferencias dadas en 1941 sobre el Bien y el Mal como clave de la existencia del universo.


Inicia el libro con una reflexión sobre una conocida historia inglesa que procede de un libro escolar: un grupo de turistas están contemplando un paisaje con unas cataratas y uno de ellos exclama: “¡Esto es sublime!” y comentan dos turistas: 


« Cuando el hombre dice "Esto es sublime” parece estar haciendo un comentario acerca de las catara (...) Pero realmente (...) no está haciendo un comentario sobre las cataratas, sino un comentario sobre sus propios sentimientos. Lo que dice realmente es: Tengo sentimientos asociados en la mente con la palabra "sublime"; abreviando, está queriendo decir “Tengo sentimientos sublimes"». 


En este fragmento se plantean un buen número de cuestiones profundas recogidas a modo de sumario bien presentado. Pero los autores no se detienen aquí, añaden: «Esta confusión se nos presenta continuamente en el uso del lenguaje. Parece que estamos refiriéndonos a algo objetivamente importante cuando, en realidad, solo estamos haciendo referencia a nuestros sentimientos. Pero si hablamos solo de sentimientos, y no de valores objetivos, no se puede hablar de “obligaciones morales”.


Si los juicios de valor solo son sentimientos subjetivos, no se puede hablar de verdadero o falso, de malo o bueno. Esta es la raíz del relativismo moral que vivimos en Europa. Para Lewis la solución pasa por inculcar los sentimientos adecuados a cada acción. Existe -dirá- un orden objetivo (“Tao”, lo llama) de cosas que merecen cierto tipo de sentimientos; aquí podríamos hablar de ecología ética: un orden que, si no se respeta, podría arruinar las relaciones humanas. El autor repasa una serie de tradiciones morales (ilustraciones del “Tao”, llama) que van desde la tradición china al Decálogo de los judíos, pasando por la tradición egipcia o los aboríganes australianos.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Dios es siempre nuevo

Alguien a quien mirar

Castellano