Lo que no se ve

 


Jesús Montiel (1984) nos ofrece un magnifico libro poético en prosa. Sin ser un libro de infancia, es el libro de un hombre que aun conserva la mirada de niño. Un hombre que ha hecho de la contemplación un medio para volver a lo que importa, a lo sagrado, y al amor, al fin y al cabo.  Hay libros, -como el presente: "Lo que no se ve"- que dicen mucho con pocas palabras. Su poética es en su caso explícitamente cristiana, pero, de todos modos, universal, poderosa, reconfortante.

Lo que leemos aquí es un homenaje a sus abuelos, especialmente a ella y a su dedicación y entrega con las que cuidaba los detalles como hacer la cama de sus nietos. Todo ello se convierte en el punto de partida, el estribillo, el desenlace de lo que tiene que decir Montiel. El poeta defiende la contemplación frente a los excesos de la vida moderna, líquida y precaria, rendida al culto del cuerpo y sometida al liberalismo salvaje. 

La obra está adornada por bellas digresiones. "Cada día camino hasta la hoja de papel y extraigo lo que no se muere, un poco de vida eterna, cualquier momento donde el amor irrumpe" . 

"Tus manos": ... nadie hace una cama con esa urgencia tan delicada ... el modo en que doblas las sábanas es una teología sin libros ... tus manos yéndose cuando ya han depositado una oración en mis oídos... abrir los ojos es el trabajo de la esperanza ... todos los días abrimos los ojos porque esperamos algo ...  el riesgo es la garantía de nuestra libertad. "Mi vecina y los gatos": vosotros amáis porque dáis de comer a los gatos secretamente ... el amor es un pan que por más que se pellizque nunca se acaba ... cada segundo alberga un santo ... nunca ha habido ningún segundo vacío de santos, sin un santo en su interior, vivificándolo. "Lo que no se ve": Llora a moco tendido en una sala de cine  (viendo 'El gran silencio'... el verdadero motivo de mis lágrimas, comprenderá más tarde, es que se me ha revelado un secreto durante las imágenes: el hombre que estoy llamado a ser ... la filmación me conmueve, digo ... una secuencia en la que uno de los cartujos aplana con "tus manos" la tela blanca de su hábito. Digo "tus" manos porque esas manos enjutas del catujo, en una habitación de la segunda planta de una casa hecha de piedra con unas manos, las tuyas .... Soy creyente por culpa de tus manos. 

Ese cartujo no sabía que yo vería sus manos en una sala de cine. No lo sabrá nunca. Tú ignorabas que de la manera de doblar las sábanas nacería esta carta interminable .... he aprendido a rezar a partir de tus manos. Excelente libro.



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