Un mundo feliz

 


De entre los libros que merecen ser releídos (y repensados) yo incluiría éste de Aldous Huxley. Un libro visionario escrito en 1932, donde el autor imagina una sociedad que utilizaría la genética y la clonación para el condicionamiento y el control de los individuos. 


En esta sociedad futurista, todos los niños son concebidos en probetas. Ellos son genéticamente condicionados para pertenecer a una de las 5 categorías de población. De la más inteligente a la más estupida: les Alpha (la élite), los Betas (los ejecutivos), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos). "El mundo feliz" describe también lo que seria una dictadura perfecta que tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en el cual los prisioneros no sonarían en evadirse porque se sienten felices. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos "experimentan el amor hacia su servidumbre”.


Se trata de una de las distopías más famosas del siglo XX. En ella, Huxley presenta un mundo futuro deshumanizado gracias a los avances de la ciencia. Con el paso de los años Un mundo feliz sigue teniendo vigencia e, incluso, va cobrando cada vez más sentido. Pero, ¿por qué? ¿cuáles son los temas que trata? Conozcamos qué se esconde detrás de esta novela imperecedera.

El autor nos muestra una sombría metáfora sobre el futuro. Quizá su trama no se ajuste a lo que esperas en un principio, pero al leerlo tu perspectiva del mundo será diferente. La capacidad visionaria te atrapa y te obliga a plantearte muchas cuestiones sobre la sociedad actual.


Los miembros de la comunidad son condicionados por sugestiones del Estado… “63400 repeticiones crean una verdad”… por la hipnopedia (enseñanza a través del sueño). Todos obedecen al Estado Mundial en una especie de religión secular dominada por el cientificismo y Ford como deidad. No existe el individuo libre, todo se conforma según un proyecto en un inevitable destino social colectivo… Los hombres y mujeres se encuentran estandarizados. El sexo se practica desde la infancia. Se utiliza el hedonismo y las drogas (soma) como conducto de felicidad y escapismo. Todo es artificio y “lo natural” es propio de los “salvajes” que viven en reservas.


Un mundo tan civilizado que ya no necesita de la religión ni de la moral, porque todo está controlado: “a civilización no tiene ninguna necesidad de nobleza ni de heroísmo. Ambas cosas son síntomas de ineficacia política. En una sociedad debidamente organizada como la nuestra, nadie tiene la menor oportunidad de comportarse noble y heroicamente. Las condiciones deben hacerse del todo inestables antes de que surja tal oportunidad. Donde hay guerras, donde hay una dualidad de lealtades, donde hay tentaciones que resistir, objetos de amor por los cuales luchar o que defender, allí, es evidente, la nobleza y el heroísmo tienen algún sentido. Pero actualmente no hay guerras. Se toman todas las precauciones posibles para evitar que cualquiera pueda amar demasiado a otra persona.

»No existe la posibilidad de elegir entre dos lealtades o fidelidades; todos están condicionados de modo que no pueden hacer otra cosa más que lo que deben hacer. Y lo que uno debe hacer resulta tan agradable, se permite el libre juego de tantos impulsos naturales, que realmente no existen tentaciones que uno deba resistir. Y si alguna vez, por algún desafortunado azar, ocurriera algo desagradable, bueno, siempre hay el soma, que puede ofrecernos unas vacaciones de la realidad. Y siempre hay el soma para calmar nuestra ira, para reconciliarnos con nuestros enemigos, etc.


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