Los enamoramientos



No tiene mucha trama la novela, pero no solemos leer a Javier Marías por sus tramas. Es “el rey de la digresión, de la divagación. Sus encadenamientos sintácticos y sus párrafos eternos dan forma a pensamientos conectados, casi siempre en la cabeza de María, narradora” (Javier Cercas). 

Este libro habla del matrimonio, de la felicidad, del enamoramiento, de la envidia, de la ausencia, del dolor, de la muerte (en ocasiones con poca fortuna -en mi opinión- pues la entiende como un azar que nos devuelve al vacío), del consuelo, de Dumas y Balzac, de la fatuidad de los escritores. Hay mucho más pensado que dicho, y estas dos cosas mucho mayores que las hechas. Es una especie de cubo de Rubick especulativo al que se da miles de vueltas. Siempre se ha dicho que Marías te gusta o no te gusta. A mí me gusta y coincido con otros en que es uno de nuestros mejores escritores vivos.

En un artículo resumía así su modo de entender la literatura: “A diferencia del científico o el filosófico, el pensamiento literario se caracteriza por dos privilegios que son sólo suyos: no está sujeto a argumento ni a demostración –tal vez ni siquiera a la persuasión-, no depende de un hilo conductor razonado ni necesita mostrar cada uno de sus pasos; por consiguiente, le está permitida la contradicción”

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