Mujeres brújula en un bosque de retos

 


Este libro que firma Isabel Sánchez, Secretaria general de la Asesoría Central del Opus Dei en Roma, es un libro audaz; realmente la sociedad actual se asemeja a un bosque de retos y la autora no los esquiva en ningún momento, porque nos afectan a todos. Se nota que estamos ante una visión del cristianismo nada espiritualista, sino muy centrada en la responsabilidad social del cristiano. Se nota también que tiene en la cabeza y en el corazón la insistencia del Papa Francisco en dar prioridad a los dramas de los más débiles y necesitados.


“Padecemos flagelos de dimensiones descomunales: ochocientos quince millones de personas sufren hambre; dos mil millones de personas se abastecen de aguas contaminadas por heces; un uno por ciento de los ricos gana más que un cincuenta por ciento de los pobres; tres cuartas partes de la población mundial son consideradas pobres, por enfrentar carencias múltiples y simultáneas. Cada minuto, veinte personas están obligadas a huir de su hogar, por persecución o conflicto y, una a una, suman los sesenta y cinco millones y medio de desplazados, y los veintidós millones y medio de refugiados esparcidos por el globo”.



El libro recoge multitud de ejemplos. El drama de la los migrantes y refugiados es uno de ellos. “Cuando a finales de agosto de 2015 los medios de comunicación comenzaron a transmitir las escenas de las multitudes de refugiados de guerra que acudían a Europa, fui cayendo en la cuenta de lo que eso significaba para esa gente y empezaron a activarse mis neuronas intentando contestar a una pregunta: ¿qué se puede hacer por ellos? Austria es un país pequeño, de 8,7 millones de habitantes y, tan solo en un año, había acogido a noventa mil refugiados: ningún Estado de la Unión Europea, salvo Suecia, había llegado a una suma tan alta en proporción a su población. Por eso sabíamos que iba a ser un gran desafío”


“Los promotores del Proyecto AMAL, en Viena, han sido muy conscientes de esto. Esta organización austriaca fomenta la integración de familias de inmigrantes de Medio Oriente en Europa, tratando de poner remedio a los obstáculos que encuentran al llegar: desde el idioma hasta la incorporación al mercado laboral, y los acogen también culturalmente. Susi Kummer, cofundadora de AMAL, me contó la visión con la que nació el proyecto. Después de haber estudiado el tema y de hablar con expertos a distintos niveles, entendí que lo que realmente hacía falta era que alguien se encargara de elaborar un programa de adaptación e integración de los recién llegados a nuestra cultura, ya que muchas otras instituciones ya se encargaban de la recogida de alimentos, ropa, etc. Y así comenzó a funcionar la asociación AMAL, promovida por mujeres del Opus Dei en Viena, junto con otras personas”. Es un ejemplo entre muchos.


Otro tema interesante es la llamada “quinta revolución”: la inteligencia artificial destruirá millones de trabajos: es la hora de una civilización del “cuidado”. “En la vorágine de la cuarta revolución industrial y en el umbral de la quinta, la transformación del trabajo puede llevarnos hacia una encrucijada vital: o conformamos una sociedad del descarte, o una sociedad del cuidado. Una sociedad que cuida del hombre o que se deshace de él”.

Como dato ilustrativo, concluye que el «cuidado no remunerado en España equivale a veintiocho millones de empleos directos».


Liderazgo de la mujer en la sociedad, la brecha salarial, la educación y atención sanitaria en países subdesarrollados, etc. son otros muchos temas de los que habla. El libro terminado durante la cuarentena del coronavirus, obliga a determinadas conclusiones: 


“Este virus ha sacudido como un fuerte viento las ramas de nuestro existir y de repente hemos visto caer, por superfluas, un sinfín de cosas que parecían indispensables y no eran más que hojarasca. En nuestra cultura de la muerte ha brillado el valor del aliento vital. En la frenética cultura del consumo, hemos vuelto un poco más la mirada hacia las personas; por fin hemos conocido a nuestros vecinos. El ruido habitual ha dejado paso al silencio y el tiempo ha retomado dimensiones humanas. Se han transformado nuestros sofisticados deseos y empezamos a añorar como tesoros las cosas más sencillas. Poco a poco aprendemos a gustar placeres olvidados: conversaciones profundas, la compañía de buenas lecturas, la alegría de aprender a hacer algo nuevo, el arte de rezar…”

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