Llévame a casa

 



Magnífica la novela la úlitima de Jesús Carrasco (Olivenza, 1972), "Llévame a casa" (Seix Barral, 2021), narra la historia de Juan Álvarez, quien, tras la muerte de su padre, debe volver a su pueblo natal para cuidar a su madre enferma. La familia y la tierra funcionan en este relato como ancla que impide a su protagonista avanzar hacia un futuro prometedor, pero también como un lazo entre los afectos, lo doméstico o los cuidados. Escrita con una prosa limpia y un tono de objetividad que cautiva sin pretender manipular al lector, está recibiendo una gran acogida por la crítica que ha llegado a compararla con la prosa de Delibes.


Cuando Juan regresa al imaginario pueblo Cruces por el funeral de su padre, se reencuentra con todo aquello de lo que un día se alejó. De alguna forma, ese viaje de ida y vuelta refleja notas biográficas del propio autor. "Yo he nacido en Olivenza, Badajoz, y mi familia migró a otro pueblo cuando tenía cuatro años. Estuve allí hasta los 19 o 20, cuando me fui a estudiar a Madrid", explica Carrasco.

"Para mí es algo misterioso y supongo que tiene que ver con el momento en el que se fraguan los afectos, la estructura emocional de una persona. Yo me siento muy atado a la tierra. Hay una querencia y una atracción hacia lo que sucede ahí, los árboles, la naturaleza, el campo abierto… En cierto modo me obsesiona porque vivo en la ciudad y lo añoro. Añoro el sentarme delante de un olivo, el contemplar ese espacio en el que yo he crecido como ser humano. Para Juan también es significativo, aunque él aún no lo sabe. Cuando regresa y redescubre el territorio, se da cuenta de que hay algo profundo en él que lo ata a ese lugar y que le hace verlo con unos ojos mucho más comprensivos de los que tuvo cuando se fue de ahí".

El cuidado de los nuestros

Tener que aparcar su vida en Edimburgo para hacerse cargo de su madre enferma pone sobre la mesa una crisis social que, en el contexto de la pandemia, ha cobrado especial visibilidad: los cuidados, soportados principalmente por las mujeres. Juan siempre ha delegado en su hermana toda la responsabilidad. Pero cuando ella se muda con su familia al extranjero por motivos de trabajo y le cede el testigo, la obligación y responsabilidad que acarrea, supone un conflicto grave para el protagonista. "Es un viaje propio de mi tiempo", explica Carrasco. 

"Es una pregunta que a los hombres nos sale al paso a todas horas. Otra cosa es que no quieras verlo, que te preocupe verlo o que te permitan no verlo. Es decir, puede que haya otra persona, ya sea una mujer u otro hombre, que se hagan cargo de esos cuidados. Pero ya no solo de las personas mayores o dependientes, sino de tus hijos, de los que tú has traído al mundo. Creo que para los hombres de mi tiempo el tema de los cuidados es ineludible", afirma. 

Y añade: "Yo he intentado responder a ello de la mejor manera posible, en mi propia vida, aprendiendo día a día a incorporarme a esos cuidados, por lo que me surgía como materia literaria también. Es un punto de fricción todavía, hay mucho por hacer, tenemos mucho que aprender los hombres. Yo, desde luego, el primero. No sé cuánto tiempo tiene que pasar, pero el camino ya es irreversible. No nos vamos a poder esconder ni escaquear tan fácilmente como lo hemos hecho hasta ahora".

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