Caminos de la fe

 





La fe es un camino. La fe requiere ponerse en camino, como María, que tras el anuncio del ángel “se fue con prontitud a la región montañosa” para ayudar a su prima Isabel. De esta reacción de María ha dicho el Papa Francisco:


(María) "vivió el don recibido como una misión a cumplir, sintió la exigencia de abrir la puerta y salir de su casa, dio vida y cuerpo a la impaciencia con la que Dios quiere alcanzar a todos los hombres para salvarlos con su amor. Por eso María se puso en camino. A la comodidad de la rutina prefirió las incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego, haciéndose don de amor para el otro" (13.9.2021).


María no solo se puso en camino una vez, sino otras muchas a lo largo de su vida: “toda su vida será un camino detrás de su Hijo, como primera discípula, hasta el Calvario, a los pies de la cruz. María camina siempre” (Francisco). También nosotros -continúa el Papa- estamos invitados a recorrer ese camino: “la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición antigua, y en cambio salen de ustedes mismos, llevan en la mochila las alegrías y los dolores, y hacen de la vida una peregrinación de amor hacia Dios y los hermanos”.


Pues bien, el Catecismo de la Iglesia Católica nos muestra ese camino por el que se puede descubrir (o redescubrir) la fe según distintos itinerarios. Concretamente Ramiro Pellitero nos ofrece siete:


  1. El Catecismo en sí mismo
  2. Dignidad humana del acto de fe
  3. El cristocentrismo trinitario
  4. La Iglesia misterio de comunión
  5. La “economía sacramental”
  6. La moral cristiana como respuesta de amor
  7. La oración, relación personal con Dios

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