Encuentro junto al pozo



Interesante ensayo del profesor de teología Juan José Pérez-Soba sobre “cómo hablar de fidelidad al emotivista postmoderno”.


El autor parte del concepto de “postmodernidad” como “fenómeno cultural que intenta expresar los profundos cambios habidos en la forma de comprender la sociedad a partir de los años 60 - 70”. Considera que en estas décadas culmina un proceso asumido como “crisis de la modernidad” iniciado tras la primera Guerra Mundial. Varios factores confluyen en estos años: la tecnología informática, la globalización, la revolución sexual, etc.


Una de las características de la “postmodernidad” es la extensión del sujeto emotivo, radicalizando la subjetividad moderna. La propuesta “postmoderna” conduce a desconfiar de la racionalidad i apostar por una “razón débil” incapaz de dirigir la vida. Serán los sentimientos y las emociones quienes dirijan la conducta humana. Un cierto irracionalismo constituirá el campo propicio a una afectividad sin rumbo.


La concepción del hombre guiado más por la afectividad que por la razón tendrá graves consecuencias, como advertía los obispos españoles en el documento DIRECTORIO DE LA PASTORAL FAMILIAR DE LA IGLESIA EN ESPAÑA:


En especial, se ha de criticar lo endeble de la interpretación del juicio moral de un modo meramente emotivista, esto es, que valora algo como bueno o malo sólo por la impresión emocional que le causa. Esta concepción debilita profundamente la capacidad del hombre para construir su propia existencia porque otorga la dirección de su vida al estado de ánimo del momento, y se vuelve incapaz de dar razón del mismo. Este primado operativo del impulso emocional en el interior del hombre sin otra dirección que su misma intensidad, trae consigo un profundo temor al futuro y a todo compromiso perdurable. Es la contradicción que vive un hombre cuando se guía sólo por sus deseos ciegos, sin ver el orden de los mismos, ni la verdad del amor que los fundamenta.

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