Busca la voluntad de Dios




Enzo Bianchi es un autor ya conocido en este blog. En esta ocasión nos referiremos a un pequeño libro que nos da interesantes sugerencias para conocer la voluntad de Dios y llegar el encuentro con Cristo siendo guiados por el Espíritu Santo.

Para nosotros Padre e Hijo son realidades “comprensibles”, aunque solo sea por nuestra experiencia humana de paternidad y filiación. Ahora bien el Espíritu Santo sigue profundamente envuelto en el misterio: la Biblia lo describe como viento, fuego, paloma, etc. Hablar del Espíritu raya lo imposible. No suele ser objeto de culto, su misión está estrechamente unida al Hijo, es un poder con el que Dios se manifiesta en el mundo. Pero san Juan dice que los creyentes sí lo conocen “porque vive con vosotros y está en vosotros” Jn 14,17. San Agustín, consciente de esta dificultad llega a decir que “para amar se necesita una persona que ama, otra que es amada, y el amor mismo”, aunque confiesa que esto es como no decir nada de la Trinidad.

La escucha es el movimiento fundamental del corazón, es decir, de toda la persona que “sale de sí misma” para abrirse a la voz del Señor: para ponerse en relación con Él, se debe escuchar la palabra de Dios contenida en las Escrituras. Esta vida de comunión se nutre también de la escucha de lo que dice el Espíritu: “El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias” Ap. 2,7. La voz del Espíritu resuena en las personas con las que te encuentras y en las situaciones que atraviesas.

La palabra discernimiento pertenece al vocabulario paulino (1 Con 12,10) e indica una operación que podríamos definir así: la capacidad, por don divino, de distinguir lo que el Espíritu Santo sugiere al corazón del cristiano. Con otras palabras, el discernimiento es el sentido interior de las cosas, la pronta y vigilante capacidad de comprender y elegir lo que conviene en dada situación, de “discernir lo más perfecto” (Flp 1,10): nace de la acción del Espíritu en el corazón de los cristianos. (Cfr. Francisco, GE 166).

La práctica del discernimiento implica la conquista de la libertad. El ejercicio de la libertad implica la capacidad de asumir opciones que sean plenamente tuyas, de tomar decisiones y permanecer fiel a ellas. Estas no se pueden delegar en otros, pero tampoco pueden tomarse bajo el impulso del momento o de la emoción.

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