Dios en la poesía actual



En 1970, a la vuelta de su exilio mejicano, Ernestina de Champourcin publicaba en la BAC la antología “Dios en la poesía actual, que reunía autores de lengua castellana, tanto españoles como hispanoamericanos. El mayor de ellos era Joan Maragall de 1860, y el más joven Jose Arizmendi de 1941. El presente volumen ha querido continuar aquella obra pero ahora con poetas exclusivamente españoles y nacidos a partir de 1950, con alguna excepción como Miguel D’Ors (1946), casi todos vivos.

En el proyecto inicial, los autores de esta antología han querido ofrecer una muestra más que de poetas, de poemas que, de modo explícito, reflejan la búsqueda, el encuentro o el trato con Dios, desde diversos enfoques, como corresponde a una sociedad plural como la nuestra.

Ni devocional, ni confesional, la presente compilación es fiel reflejo de que la chispa de Dios aún prende en el interior de la lírica reciente, como una existencia inevitable. Como botón de muestra este poema de Javier Almuzara:

Gracias, Señor, por mis limitaciones,
Por la sombra de vida
Que usurpa la verdad
Lum innova en el falso
Techo de mi caverna,
Por el fin decretado
Y su incierto propósito:
Tal vez la intensidad
Que le debo a ese plazo.


Gracias, Señor, por mis debilidades,
Por el aire que piden los pulmones,
Por el agua y la sed,
Por mi perro guardián,
Ese dolor que ladra en las heridas.

Gracias, Señor,
Por la luz y las sombras
Que son la cara oculta de la luz,
Por la noche y el sueño
Que me impide temer la última noche,
Por el borroso barro y por tu aliento.

Gracias, Señor, por todo y, sobre todo,
Gracias de todo corazón por darnos
La inquieta soledad que nos unió,
Por hacer necesario lo que soy,
Por poner a mi alcance lo que amo.

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