Las guerras de religión




A comienzos del siglo XVI, algunos cristianos, en protesta contra lo que consideraban un abuso de Roma, quebrantaron la unidad de la Iglesia. El conflicto teológico derivó en una crisis política sin precedentes y en sangrientas guerras de religión. Conspiraciones, agresiones, asesinatos encienden una guerra en Francia entre católicos y calvinistas. Nicolás Le Roux nos lo cuenta en esta breve monografía con una objetividad que es de agradecer y deja que el lector saque sus propias conclusiones. El trabajo termina con el Edicto de Nantes (1591) pero los conflictos continuará en la lucha por la hegemonía en Europa, que conduciría en años posteriores a nuevas guerras entre ambas Francia y los territorios de los Habsburgo. 

Se podría afirmar que el destino de la monarquía francesa del Antiguo Régimen se juega en la segunda mitad del siglo XVI, periodo de caos político, de violencias interconfesionales sin precedentes que en muchos casos se manifiestan como luchas entre facciones aristocráticas.

Durante casi 50 años Francia se vio sumergida en una sucesión de conflictos sangrientos que irían desde la masacre de Vassy (1562) al asesinato de Enrique III (1589), pasando por la famosa “noche de San Bartolomé” (1572) en la que sólo en París fueron asesinados unos 3000 hugonotes (calvinistas franceses). Sobre este último suceso escribirá la Reina madre al rey de España:
 “No me cabe duda que no lamentáis, como tampoco nosotros, el don que Dios nos ha hecho de dar el medio al rey mi señor hijo de deshacerse de los súbditos rebeldes a Dios y a él…”

Nos topamos aquí con la noción de “guerra santa”. Matar en nombre de Dios hoy nos parece abominable, pero en aquella época pocos lo cuestionaban. François de Coligny llegó a afirmar en 1586 después de una batalla en la que se ejecutó a todos los que se rendían. “Los ha matado Dios, no nosotros”. 

Para meditar. ¡Qué largo camino tuvo que recorrer el concepto de tolerancia!

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