La esencia del cristianismo



Diversos autores como Feuerbach, Harnack o Guardini escribieron sobre este mismo tema. Bruno Forte piensa que es oportuno volver a él desde nuestro momento histórico marcado por la crisis de la posmodernidad. Cada generación de creyentes tiene la obligación de responder a la pregunta esencial que plantea su fe: ¿cuál es el núcleo central, el eje que hace girar comprensible y coherentemente aquello que cree? El depósito de la fe es visto en cada época a la luz de la respuesta que se de a este interrogante irrenunciable.

Bruno Forte busca una respuesta que sirva a sus contemporáneos. La esencia del cristianismo en la posmodernidad trata de recuperar lo que siempre ha sido, pero desde la sensibilidad de nuestros días. A saber: la tolerancia, nacida de la aceptación de las ideas de las otras creencias que aluden a lo que es común; la belleza, uno de los trascendentales del ser sobre el que existe un consenso general; el amor, entendido como salida de sí y encuentro en el seno acogedor de un padre-madre de todos que devuelve el sentido de comunidad perdido y a la vez ansiado.

Con todo Bruno Forte no ofrece un difuso irenismo en el que todo es válido. Para él, la esencia del cristianismo se sintetiza en el icono de la trinidad cristiana: Padre, Hijo y Espíritu son ese eje que pone el dinamismo, el núcleo que genera respuestas coherentes.

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