Psicopolítica


 
El filósofo Byung-Chul Han dirige en esta obra su mirada crítica hacia las nuevas técnicas del poder del capitalismo neoliberal, que dan acceso a la esfera de la psique, convirtiéndola en su mayor fuerza de producción. La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente (smart), que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. En este sistema, el sujeto sometido no es consciente de su sometimiento. 

La eficacia del psicopoder radica en que el individuo se cree libre, cuando en realidad es el sistema el que está explotando su libertad. La psicopolítica se sirve del “Big Data” el cual, como un “Big Brother” digital, se apodera de los datos que los individuos le entregan de forma efusiva y voluntaria. Esta herramienta permite hacer pronósticos sobre el comportamiento de las personas y condicionarlas a un nivel prerreflexivo. La expresión libre y la hipercomunicación que se difunden por la red se convierten en control y vigilancia totales, conduciendo a una auténtica crisis de la libertad.

Según Byung-Chul Han, “la psicopolítica neoliberal encuentra siempre formas más refinadas de explotación”. Numerosos seminarios y talleres de “management” personal e inteligencia emocional, así como jornadas de "coaching" empresarial y liderazgo prometen una optimización personal y el incremento de la eficiencia sin límite. Todos están controlados por la técnica de dominación neoliberal, cuyo fin no solo es explotar el tiempo de trabajo, sino también a toda la persona, la atención total, incluso la vida misma. Descubre al hombre y lo convierte en objeto de explotación. 

El imperativo neoliberal de la optimización personal –dice Han- sirve únicamente para el funcionamiento perfecto dentro del sistema. Bloqueos, debilidades y errores tienen que ser eliminados terapéuticamente con el fin de incrementar la eficiencia y el rendimiento. Todo se hace comparable y mensurable, y se somete a la lógica del mercado. En ningún caso el cuidado de la vida buena impulsa a la optimización personal. Su necesidad es solo el resultado de coacciones sistémicas, de la lógica del cuantificable éxito mercantil. En definitiva.“La optimización personal se muestra como la autoexplotación total”.

La época de la soberanía es la época de la absorción como retirada y sustracción de bienes y servicios. El poder de la soberanía se manifiesta como derecho de disponer y tomar. La sociedad disciplinaria, por el contrario, presupone la producción. Es la época de una activa creación industrial de valor. La época de la creación de valor real ha pasado. En el capitalismo financiero actual, los valores llegan incluso a ser eliminados. El régimen neoliberal introduce la época del agotamiento. Ahora se explota la psique. De ahí que enfermedades como la depresión y el síndrome de “burnout” acompañen a esta nueva época.

Para Han, "Toda técnica de dominación, genera objetos de devoción que se introducen con el fin de someter". Según el Diccionario de la RAE la palabra "devoción significa, entre otras cosas, Amor, Inclinaciónafición especial. Pero Byung-Chul Hanañade el de instrumento de sometimiento:

«Devoto» significa «sumiso». El "smartphone" es un objeto digital de devoción, incluso un objeto de devoción de lo digital en general. En cuanto aparato de subjetivación, funciona como el rosario, que es también, en su manejabilidad, una especie de móvil. Ambos sirven para examinarse y controlarse a sí mismo. La dominación aumenta su eficacia al delegar a cada uno la vigilancia. El "me gusta" es el amén digital. Cuando hacemos clic en el botón de me gusta nos sometemos a un entramado de dominación. El smartphone no es solo un eficiente aparato de vigilancia, sino también un confesionario móvil. Facebook es la iglesia, la sinagoga global (literalmente, la congregación) de lo digital.


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