Historia mínima de España


Las historias de España forman casi un género dentro de la historiografía. Se trata de una rica tradición, que abarca desde Juan de Mariana a fines del siglo XVI hasta las más recientes de Antonio Domínguez Ortiz, de Joseph Pérez o de José Enrique Ruiz-Domènec; desde los libros de Jaume Vicens Vives a mediados del siglo XX hasta los de Fernando García de Cortázar al final del mismo e inicios del siguiente. Algunos otros nombres propios, como Manuel Tuñón de Lara, John Lynch, Stanley G. Payne o Henry Kamen
 por ejemplo, podrían añadirse a la lista anterior, en tanto que autores de síntesis o coordinadores de grandes proyectos. 

De Juan Pablo Fusi, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, habían ya visto la luz con anterioridad otros trabajos de síntesis histórica, como
 España. La evolución de la identidad nacional (2000) y, escrito con el británico Raymond Carr, España: de la Restauración a la democracia, 1875-1980, publicado en inglés en 1980 y, en español, en 1983. 
Para el autor "la historia como quehacer no es otra cosa que un ejercicio de revisionismo crítico: aspira a analizar críticamente el pasado, a sustituir mitos, leyendas, relatos fraudulentos e interpretaciones deshonestas por conocimiento sustantivo, verdadero y útil".

Un ejemplo de esto lo encontramos en la "desmitificación" del concepto de Reconquista. "España -afirma Fussi- no nació en Covadonga en el año 722. España nació, en todo caso, entre los siglos XI y XIII, los siglos en los que el avance reconquistador cristiano –enseguida lo veremos–fue casi definitivo: tras la conquista de Sevilla en 1248 habría ya solo un estado musulmán en España, el reino nazarí de Granada (1237-1492), que englobaba Málaga, Granada y Almería".

La leyenda de la “pérdida de España” por don Rodrigo, el último rey godo –leyenda muy temprana que apareció por escrito en la llamada Crónica mozárabe de 754–constituyó uno de los ciclos más característicos de la poesía épica de los siglos XI y XII, y del romancero castellano (siglos XIV y XV). La misma “historia de España”, como algo distinto a las meras crónicas y anales de reyes y reinados, nació en el siglo XIII con el Chronicon Mundi (1236) de Lucas de Tuy, la Historia Gothica o De rebus Hispaniae (1243) de Rodrigo Jiménez de Rada y la Estoria de España de Alfonso X, completada entre 1271 y 1283 y escrita además ya en lengua vernácula. La “primera” España no surgió –conviene advertirlo ya–como una unidad, sino al contrario: constituyó una pluralidad de reinos (Castilla y León, unificados definitivamente en 1230; Navarra, nombre oficial del reino de Pamplona desde 1162 e independiente hasta 1512; Portugal, nacido como reino en 1139; y Aragón, o la corona de Aragón, creada en 1137 por la unión dinástica de la hija del rey de Aragón con el conde de Barcelona).


No resulta fácil sintetizar la historia de un país en menos de tres centenares de páginas. Fusi lo consigue de forma exitosa, ofreciéndonos un libro elegante y bien escrito, en el que predomina el argumento político, aunque sin nunca olvidar las cuestiones culturales, sociales y económicas. Se trata, sostiene, en clara alusión a una obra de Julián Marías, de “dar razón histórica de España”, fundamentándose en los trabajos producidos por la historiografía hispánica desde mediados del siglo XX, con sus maneras nuevas de interpretar, explicar y entender el pasado. La periodización de los seis capítulos que conforman el volumen, estrictamente cronológica, es, como reconoce el propio autor, bastante clásica. Clásica seguramente, pero muy útil e ilustrativa para comprender las evoluciones desde la prehistoria de la península Ibérica hasta la España refundada como nación de la democracia posfranquista. 


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