Los perros duros no bailan


La última novela de Arturo Pérez-Reverte lleva la marca de la casa, el “muy de Pérez-Reverte”, con un lenguaje coloquial, fácil de leer, chispeante y dramática a la vez. Dejan entrever un fondo de amargura muy propio de quien ha visto de cerca el sufrimiento y la muerte, quizá sin encontrarles mucho sentido. Sin duda su experiencia como reportero de guerra le marcó profundamente.

“Una novela policial, una historia de supervivencia en un mundo donde la lealtad es puro instinto”. Dicen que la lealtad es una cualidad propia de los perros. En realidad es una virtud humana que muchas veces se echa en falta: “me gusta quienes son leales, y en estos tiempos ya ni los perros lo somos”.

 Hace días que en el Abrevadero de Margot, donde se reúnen los chuchos del barrio, nada se sabe de Teo y de Boris el Guapo. Sus colegas presienten que detrás de su desaparición hay algo oscuro, siniestro, que los mantiene alerta. Lo ocurrido no puede ser nada bueno; lo sospechan todos y lo sabe su amigo el Negro, luchador retirado con cicatrices en el hocico y en la memoria. Para él es cuestión de instinto, de experiencia sobreviviendo en las situaciones más difíciles. Eso lo lleva a emprender un peligroso viaje al pasado, en busca de sus amigos.

En esta asombrosa novela negra, divertida, tierna y sobrecogedora de principio a fin, Arturo Pérez-Reverte narra con increíble maestría la aventura de un perro en un mundo diferente al de los humanos, donde rigen las mejores reglas -lealtad, inteligencia y compañerismo- y están desterradas toda corrección política o convención social. Un mundo en el que a veces hay clemencia para los inocentes. Y justicia para los culpables.

La novela está protagonizada por Negro, un cruce de mastín español y fila brasileño, un personaje, un "héroe cansado con una historia detrás, al que la vida ha dejado cicatrices por dentro y por fuera". Antiguo luchador de peleas de perros, Negro entra con pleno derecho a la lista de personajes destrozados de las novelas de Pérez-Reverte, como Diego Alatriste o Lorenzo Falcó. "Estoy muy orgulloso de Negro", afirma rotundo, "es un perro que me habría gustado tener". La novela, que sigue las reglas de una trama policiaca canónica, arranca con la desaparición del mejor amigo de Negro, lo que le llevará a iniciar una búsqueda que le conducirá a los lugares más sórdidos de la sociedad, tanto canina como humana. A la vez nos presenta jugosos apuntes sobre la generosidad, el coraje  y la valentía de quien está dispuesto a darlo todo por un viejo amigo.

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