Originalidad e identidad personal
Javier Barraca Mairal,
profesor de Filosofía y miembro fundador de la Asociación Española de
Personalismo, aborda en este ensayo un tema de gran vigencia dada la gran
presión que nuestra sociedad masificada somete a la identidad personal.
Comienza sus reflexiones con una bonita cita de Oscar Wilde:
“Sé tú mismo. Los demás papeles ya los desempeñan otros”.
En esta obra hace un
recorrido sobre un buen número de pensadores personalistas. El primero Gabriel Marcel con su aproximación al
misterio de la identidad personal con su famosa obra “Ser y tener”. Para Marcel
este misterio “no es el mero problema frente a mí, sino aquél interrogante que
me incluye a mí mismo en su preguntar. Ninguna pregunta me involucra más que
aquella referida a mi identidad y la de mi prójimo.
Otra referencia importante es Alfonso López Quintás, con sus trabajos sobre el arma temible que
es la “manipulación del lenguaje”. Este lúcido autor, Discípulo de Guardini,
“ha reivindicado un pensamiento riguroso, capaz de discernir e integrar los
diversos niveles presentes en la realidad, según valiosas pautas orientadas a
favorecer el desarrollo de una
existencia creativa y fecunda” (Cfr. “La revolución oculta” o “El arte de
pensar con rigor y vivir de forma creativa”).
Tampoco podía faltar aquí el gran personalista judío Martin Buber, con su importante obre
“¿Qué es el hombre?”. La clave de esta línea filosófica, y de su peculiar
visión antropológica, radica en expresar una concepción de lo humano cuyo eje
se localiza en la persona, concreta y única, realidad irreductible a cualquier
categorización.
Para Emmanuel Lévinas
(“Humanismo del otro hombre”) la clave de la identidad personal se encuentra
paradójicamente en “la alteridad”, en la diferencia, así como en la
responsabilidad irrenunciable que emana de ellas. “Todo ser humano es otro, es
diverso, es singular y único. Lo es debido a que su propia subjetividad se ha
formado en un principio fuera de él, se ha engendrado en la llamada de otro”.
Esta visión conecta con la de Paul
Ricoeur con su obra “Soi même comme un autre”.
Otra clave vital en relación con la identidad personal es la
referencia a la trascendencia. Es el amor el que nos hace cobrar valor a los
ojos del otro y, por reflejo, a nuestros propios ojos. Nuestra autoestima se
fragua en la estima que recibimos de otros y la belleza más honda radica en
nuestro ser personal. “No amamos a los demás fundiéndonos simplemente con su
identidad, sino manteniendo la propia sin extraviarla en la ajena.
Karol Wojtyla (“Amor
y responsabilidad”) se mostró muy interesado en estas cuestiones, centrándose
en el concepto de “vocación” que se convertirá en otra de las claves de todo
este asunto. Nuestra identidad supone un caminar genuino y propio, una senda
irrepetible. Ahora bien “la clave inspiradora de esta identidad reside en una
inconfundible llamada del Amor a amar a otros, voz que escuchamos cada uno de
los seres humanos personalmente”. Esta honda apelación configura, a la par,
nuestra llamada a realizarnos, a desarrollarnos en plenitud por medio de
nuestra respuesta.
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