Un mundo feliz

Si tuviera que hacer una lista de libros que merecen una relectura éste sería uno de ellos. En este libro visionario escrito en 1932, Aldous Huxley imagina una sociedad que utilizaría la genética y la clonación para reproducciónn y el control de los individuos. En esta sociedad futurista, todos los niños son concebidos en probetas. Ellos son genéticamente condicionados para pertenecer a una de las 5 categorías de población. De la más inteligente a la más estúpida: les Alpha (la élite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos). Esta visión pesimista del futuro, en la que la técnica se impone a la libertad, nos hace pensar en muchas de las cuestiones que ahora plantea el “Transhumanismo”.

"El mundo feliz" describe lo que seria una dictadura perfecta que tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en el cual los prisioneros no sonarían en evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos "tendrían el amor de su servidumbre".

Los niños, pues, ya no nacen en el seno de una familia, -institución anticuada y reaccionaria- y son educados siguiendo un rígido sistema de control que garantiza el equilibrio del nuevo mundo, basado en el consumo. Para obligarlos a odiar las dos cosas que socavan el consumo incesante de bienes materiales, son introducidos en habitaciones repletas de rosas y de libros ilustrados; apenas empiezan a hojear libros y deshojar pétalos, comienzan a recibir dolorosas descargas eléctricas, procedentes del suelo, mientras en el techo suenan alarmas ensordecedoras. Los niños gritan enloquecidos, alejándose de las rosas y los libros, la aparente causa del dolor. Todo esto se repite a intervalos regulares. Cuando son adultos, se mantienen instintivamente alejados de la naturaleza y de los libros, es decir, de la realidad. Porque —explica el director del Centro de Incubación y Acondicionamiento—contemplar la naturaleza y leer libros son costumbres que no generan consumismo.


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